En los campos y bosques de América Central, se cuenta una antigua leyenda que ha perdurado a través de generaciones: la historia de La Cegua, una criatura mitad mujer y mitad caballo, cuya presencia inspira temor y fascinación en igual medida. Esta narrativa, llena de misterio y tragedia, ha sido transmitida de boca en boca durante siglos como una advertencia sobre los peligros de la lujuria y la traición.
La leyenda de La Cegua comienza en tiempos ancestrales, en los pueblos indígenas de lo que ahora es Costa Rica, Nicaragua y otros países de la región centroamericana. Se dice que La Cegua era una mujer hermosa y encantadora, cuya belleza rivalizaba con la luz de la luna y cuya voz era tan dulce como el canto de los pájaros.
Sin embargo, a pesar de su apariencia angelical, La Cegua ocultaba un oscuro secreto: su corazón estaba lleno de maldad y su alma estaba atormentada por el deseo de venganza. Se cuenta que La Cegua era una mujer despechada que había sido traicionada por su amante y había jurado vengarse de todos los hombres que se atrevieran a cruzarse en su camino.

Se dice que La Cegua deambulaba por los campos y bosques durante la noche, buscando a sus víctimas entre los hombres solitarios que se aventuraban en la oscuridad. Con su belleza hipnótica y su voz melodiosa, seducía a los hombres desprevenidos y los llevaba a un destino terrible y oscuro.
La Cegua era conocida por aparecer de repente en el camino de los viajeros solitarios, con su larga cabellera negra ondeando al viento y sus ojos ardientes brillando con una luz maligna. A medida que se acercaba, su forma humana se desvanecía, revelando su verdadera naturaleza como una criatura mitad mujer y mitad caballo, con la parte inferior de su cuerpo transformada en la figura de un corcel negro y poderoso.
Aquellos que tenían la desgracia de encontrarse con La Cegua eran presa fácil de su hechizo, cautivados por su belleza y su encanto sobrenatural. Sin embargo, una vez que caían bajo su influencia, quedaban atrapados en su poder para siempre, condenados a un destino de perdición y desesperación.
Se dice que La Cegua llevaba a sus víctimas a un lugar oculto en lo más profundo del bosque, donde las sombras se cerraban a su alrededor y los susurros de los espíritus malignos llenaban el aire. Allí, en la oscuridad de la noche, realizaba un ritual macabro para consumir el alma de sus víctimas y alimentar su sed de venganza.
A medida que pasaban los años, la leyenda de La Cegua se extendió por toda la región, sembrando el terror y la superstición entre la gente del campo. Se decía que aquellos que se atrevían a aventurarse en los lugares donde se rumoreaba que La Cegua merodeaba corrían el riesgo de sufrir un destino terrible y desconocido, y que aquellos que se encontraban con su mirada ardiente estaban condenados a una muerte segura.

Sin embargo, a pesar de su fama como una criatura de la noche, La Cegua también tenía su lado vulnerable y humano. Se cuenta que en sus momentos de soledad y desesperación, recordaba su vida pasada como una mujer joven y hermosa, llena de esperanzas y sueños de amor y felicidad.
Se dice que La Cegua lamentaba profundamente la traición que había sufrido a manos de su amante y el dolor y la amargura que habían consumido su alma. Sin embargo, su sed de venganza era tan fuerte que no podía resistirse a la tentación de seguir cazando a aquellos que se atrevían a cruzar su camino.